La memoria es el diario que llevamos con nosotros a todas partes.(Oscar Wilde)
Hoy presentamos un proyecto muy interesante y, a la vez, emocionante, para trabajar con nuestros mayores. Música para despertar es el nombre de una terapia con un enfoque alternativo, cercano a la musicoterapia, desarrollada en 2015 por Pepe Olmedo, un joven granadino licenciado en Psicología y con un Máster en Psicología Clínica, quien combina su pasión por la psicología con su afición por la música. Él es el responsable de esta iniciativa llevada a cabo en el centro de mayores “Cáxar de la Vega”, en la localidad de Cájar.
En esta terapia, los mayores escuchan canciones que les han acompañado a lo largo de sus vidas a través de unos auriculares. Una música para despertar, para lograr recordar, para emocionarse e, incluso, para poder reducir el uso de fármacos y sus consecuentes efectos secundarios. En su trabajo Musicoterapia en demencias, la terapeuta Esther García Valverde, trabajadora del Centro de Referencia Estatal de Atención al Alzhéimer (CRE), en Salamanca, considera que "los beneficios del tratamiento farmacológico para personas con demencia son evidentes, pero también limitados. No hay medicamentos que puedan curar al paciente con demencia. Por ello se requiere un abordaje terapéutico multidimensional, que integre estrategias no farmacológicas con finalidad terapéutica". Por ello, el objetivo de este proyecto es mejorar el estado de salud de pacientes con enfermedad de Alzheimer y otras demencias neurodegenerativas, ya que oír música que ha sonado anteriormente en sus vidas mejora notablemente la calidad de vida de los mayores. Esto se debe a que la memoria musical y la capacidad de sentir emociones en la persona son las últimas competencias en desaparecer del cerebro, cuyas áreas encargadas aún se encuentran preservadas.
En esta terapia, los mayores escuchan canciones que les han acompañado a lo largo de sus vidas a través de unos auriculares. Una música para despertar, para lograr recordar, para emocionarse e, incluso, para poder reducir el uso de fármacos y sus consecuentes efectos secundarios. En su trabajo Musicoterapia en demencias, la terapeuta Esther García Valverde, trabajadora del Centro de Referencia Estatal de Atención al Alzhéimer (CRE), en Salamanca, considera que "los beneficios del tratamiento farmacológico para personas con demencia son evidentes, pero también limitados. No hay medicamentos que puedan curar al paciente con demencia. Por ello se requiere un abordaje terapéutico multidimensional, que integre estrategias no farmacológicas con finalidad terapéutica". Por ello, el objetivo de este proyecto es mejorar el estado de salud de pacientes con enfermedad de Alzheimer y otras demencias neurodegenerativas, ya que oír música que ha sonado anteriormente en sus vidas mejora notablemente la calidad de vida de los mayores. Esto se debe a que la memoria musical y la capacidad de sentir emociones en la persona son las últimas competencias en desaparecer del cerebro, cuyas áreas encargadas aún se encuentran preservadas.
En este enriquecedor y multidisciplinar proyecto forman parte profesionales de diversos ámbitos médicos y artísticos, como neuropsicólogos, neurólogos, psicólogos y músicos. En este sentido, la intervención terapéutica a través de la musicoterapia incluye siempre una evaluación que analice el trabajo realizado para ver la conexión entre la mejoría y la aplicación de la música. Además, este equipo también ofrece cursos de formación sobre esta terapia para todo aquel profesional que esté interesado en aplicarla, así como una línea de investigación en Biotecnología en la que aspiran en los próximos años a poder analizar qué ocurre en el cerebro y qué áreas de él se activan cuando nuestros mayores se emocionan escuchando música. Todo ello con un mismo fin: que la música esté para siempre en todas partes y en todos nosotros.
Porque escuchar unas notas musicales a través de unos auriculares puede esconder una acción mucho más profunda de lo que parece. Con ella, los pacientes se vuelven más atentos, más lúcidos, más sociables y demuestran una mayor coherencia y optimismo dentro de la situación en la que se encuentran. Con la música disminuyen alteraciones como trastornos de comportamiento (agitación, agresividad, deambulación...) y mejoran aspectos como la cooperación social, la ingesta, el aseo, el lenguaje y, como cabe esperar, el estado de ánimo del enfermo, de su entorno y de todos los que le cuidan y atienden. A continuación podéis ver parte del proyecto en el siguiente vídeo, unas imágenes emotivas de cómo este proyecto actúa beneficiosamente sobre los enfermos y sobre los que le rodean.
El sufrimiento que da el Alzheimer no duele en lo físico. Destroza el alma. Hace añicos el corazón.(Clara Cortés)
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